¿Cuanto falta para que regrese el cometa Halley?

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La Adoración de los Reyes

“La Adoración de los Reyes”, un fresco de Giotto di Bondone conservado en la capilla Sarovegni, en Padua, presenta una curiosidad: el pintor italiano nacido en 1267 y muerto en 1337, no pintó la tradicional estrella de Belén, con puntas, sino que eligió una figura un tanto desconocida, la de un cometa. Como el Halley apareció en el verano de Europa de 1301, nadie duda de que el artista florentino se inspiro en el Halley para pintar su fresco.

El cometa (arriba centro) apareció en la descripción del nacimiento de Cristo por Giotto, en la Capilla Scrovegni. Ver más grande

Otros pintores de la época optaron por seguir con la tradicional estrella, y no fueron pocos los que desdeñaron la poco convencional imagen de Giotto. Inclusive, estudios posteriores no sirvieron para comprobar si Giotto adoptó el símbolo del Halley para siempre, o si esa fue una simple innovación. Lo que sí quedó claro es que allá por el 1300 la tradición unía a la estrella de Belén, la que guió a los Reyes Magos, con el cometa dibujado por Giotto.

Lo real es que los europeos que, atónitos, contemplaban al comenzar el Siglo XIV esa rara estrella con una cola luminosa que parecía destinada a golpear a la Tierra, más tarde la vieron representada en uno de los muchos frescos que Giotto di Bondone dejó en las paredes de una iglesia de Padua. Otros artistas también recrearon imágenes parecidas, pero con agregados imaginativos. Quienes estudiaron el caso, por ejemplo, rescatan un trabajo de Japoco Grandenigo, quien, en 1399, ejecutó una estrella de Belén durante la infancia de Cristo. No se trataba de un cometa, sino de la tradicional estrella con barios símbolos: una parte de estrella, una de ángel y terminaba en una larga cola. Poco que ver con la descripción, al fin, del Halley, que Giotto inmortalizó y que hoy fue reconocido por científicos europeos al bautizar la sonda que se acerca al cometa.

Cerca de la obra de Giotto en la capilla de Padua, un artista desconocido, que lo siguió en su idea, o pretendió hacerlo, pintó un fresco en la iglesia Baja de San Francisco de Asís. La imagen es la de un diminuto y convencional cometa y un haz de rayos dorados que parecen provenir del cielo. Esto ocurrió unos diez años más tarde con respecto a la culminación de los frescos de Padua. Este pintor, sin dudas, no vio al Halley. Giotto, también sin dudas, en algún lugar de Italia de ese verano de 1301, no solamente observó al Halley y lo recordó, sino que hizo toda una asociación de ese fenómeno distinto con el del nacimiento de Cristo y toda esa hermosa figura de los Reyes Magos siguiendo a la estrella de Belén. Para él, entonces la de Belén no era una estrella, sino que fue un cometa, que bien pudo ser parecido al Halley.

Fuente: Los especiales del Diario LA RAZÓN (República Argentina) Año 1 Nº 1 página 18. Mes de marzo de 1986.

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