¿Cuanto falta para que regrese el cometa Halley?

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Algunos son más famosos y otros más pintorescos

Según la Enciclopedia Universal Espasa, la primera aparición de la palabra “cometa” es idéntica también para el catalán, portugués e italiano. En francés se escribe “comete”, en inglés “comet”, en esperanto “kometo”. La etimología de la palabra se deriva del latín cometa o del griego kometes, que a su vez deriva de la palabra kome, que significa cabellera.

La segunda aceptación de cometa se refiere al barrilete, que en francés se dice cerf volant, en italiano cervo volante, en inglés kite, en alemán padierdrache, en portugués cometa, en catalán estél o grúa y en esperanto flugludilo o kajto. Por su fisonomía o costumbres los cometas se dividen en 5 grandes grupos. A saber:

Cometa barbato: es aquel cuyo resplandor se extiende hacia un lado de manera que, desde el punto devista del observador, pareciera que tuviera barba.

Cometa caudato: se denomina a aquél que resplandece en forma recta hacia un lado de modo que, a la vista del que observa, parece una cola.

Cometa corniforme: Es aquel cometa caudato cuya cola aparece corva a manera de alfanje milyunanochesco.

Cometa crinito: Aquél cuyo resplandor se extiende y rodea a forma de cabellera. Cometa crinito era la conformación del Halley a fecha 22 de febrero, cuando del observatorio chileno de La Silla se informó que 7 colas que envolvían la mitad de su cabeza.

Cometa periódico: el que reaparece al cabo de cierto número de años.

Por lo general las órbitas cometarias son elípticas, pero también pueden resultar hiperbólicas o parabólicas.

En los días de mayor acercamiento del Halley al Sol, la luz del astro diurno puede ocultarlo a nuestra vista por algunos días: sin embargo, algunos cometas llegaron a ser tan brillantes que pudieron observarse en pleno día, como ocurrió con el cometa de setiembre de 1882, observable al lado mismo del Sol.

Las formas de los cometas con muy variadas como el cometa de Cheseaux de 1774, con sus seis colas en forma de abanico. Los cometas Donati de 1858 y el Coggia de 1874, presentaban emanaciones gaseosas que combinaban rápidamente, en torno del núcleo. El cometa Borelli de 1903 mostraba un intenso brillo en su núcleo y cabellera, mientras su cola cónica era de escasa extensión. A veces, los cometas suelen dividirse en dos o más partes, como ocurrió con el cometa del año 371 antes de Cristo. Este cometa se dividió en dos, siguiendo cada parte una ruta diferente en los cielos.

Pero el más famoso de los cometas divididos en el Biela, descubierto en febrero de 1827 por un marino llamado Biela, en Austria. Este cometa tenía un período de 6 años y medio. La cita con los observadores se prolongó durante muchos períodos. Sin embargo, en su aparición de enero de 1846, el cometa se “rompió” en dos. Después de pasar por el perihelio, los dos cometas comenzaron a separarse lentamente, pero continuando juntos su largo viaje orbital. En septiembre de 1852 volvieron a aparecer ambos, separados por una distancia de casi 3 millones de kilómetros. En los próximos tres períodos no se observaron, pero en la aparición de noviembre de1872 se produjo el prodigioso fenómeno de una “lluvia de estrellas”.

Eran los pequeños fragmentos restantes de la disgregación total del cometa Biela que, al entrar en la esfera de atracción de la Tierra, se quemaba por razonamiento con las capas densas del aire. Hoy día, cada 27 de noviembre, aún penetraban a la atmósfera los últimos restos del cometa Biela, los cuales parecen irradiar de una región del cielo cercana a la estrella Gamma en la constelación de Andrómeda.

Cada cometa tiene su propia característica o personalidad.

Para ello mencionaremos a uno de los grandes cometas del siglo pasado; el de 1843. Apareció en forma repentina en febrero de aquel año, muy cerca del Sol. En nuestro hemisferio pudo observarse a pleno día; pasó rozando el Sol a sólo 130.000 kms. de su superficie, girando en su perihelio a 550 kms, por segundo. Pero lo más fantástico fue la longitud de su cola, proyectada cerca de la constelación de Orión y con una extensión de 400 millones de kilómetros (la distancia Tierra – Sol es de 150 millones de kilómetros). Sin duda el cometa de 1843 debe haber sido alcanzado por las protuberancias solares cuya longitud en el espacio excede la distancia de aquel cometa al Sol en su paso perihélico.

Centro Observadores del Espacio Santa Fe – Argentina

Fuente: Los especiales del Diario LA RAZÓN (República Argentina) Año 1 Nº 1 página 19. Mes de marzo de 1986.

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